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Carta Parroquial para la Cuaresma 2021

Queridos feligreses,

Durante cuarenta días la Iglesia nos ofrece un tiempo para poner un poco de orden en nuestra vida, recuperar cierta belleza en nuestro desarrollo personal y comunitario, descubrir lo esencial que necesitamos para ser felices y prescindir de todo aquello que nos atenaza, nos enreda el corazón y, al final, nos deja un sabor de soledad y de falsedad o mentira que nos hace sentirnos engañados.

Os proponemos unas ciertas líneas maestras para trabajarlas en esta Cuaresma:

1.- RECUPERAR EL ALMA

No quiere decir que la hayamos perdido, me refiero con esta expresión a incrementar el peso en nuestra vida de lo espiritual frente a lo material, e inevitablemente esto está ligado a saber bajar a lo más profundo de nuestro ser, donde se tejen y forjan las opciones y contemplar las motivaciones últimas de nuestras decisiones. Debemos saber desintonizar de ciertas ofertas que nos hace el mundo, prescindir de determinadas “adiciones” que nos esclavizan. Este ejercicio de “ayuno” nos pone en cuarentena para iniciar un proceso de desintoxicación y de prevención que hace que las personas logren estar más saludables. Recuperemos el ayuno y la abstinencia, no de la carne, sino de todo aquello que nos daña el corazón y la mirada. Es una tarea hermosa la que tenemos por delante. Eso es estar “vivo” y vivir despiertos como nos aconseja San Pablo y Cristo en sus parábolas.

2.- SER MUCHO MÁS REBELDES

No podemos vivir sin utopía, sin sueños. No debemos dejarnos domesticar por la desesperanza, por el abatimiento. No podemos hacer nuestros los postulados de la sumisión, de ceder el protagonismo de nuestra vida y caer en las redes de los colaboracionistas del “sin sentido”, que nos adormecen con sus consignas y propuestas. 

La Cuaresma es el camino hacia la Pascua, que significa el triunfo sobre todo tipo de muerte, para conseguir ser unos hombres nuevos. ¡Pues eso! vamos a ser unos seres renovados, que recobremos la alegría y la sonrisa, que saludemos al otro que no es un contagiado sino un hermano que camina con nosotros, que seamos amigos de la verdad sin dejarnos sobornar y enemigos declarados de la mentira y todo lo que la sustenta.

” Cristo nos invita a la conversión y a creer en el evangelio” ¿qué puede suponer esto hoy? Creer en la transformación: cambiar la tristeza, cambiar el individualismo y el estar cerrado en uno mismo, cambiar los horizontes de la vida centrándose en desenredar el corazón. Es posible casi todo si anteriormente me lo creo y apuesto por ello. Cristo siempre nos provoca y nos sana. La mayor enfermedad del hombre es la resignación. Su mayor derrota es renunciar a dirigir su vida y delegar esta tarea en otros. Es necesario volver a sintonizar la antena de nuestra vida para poder saborear nuevos canales y dimensiones. Nos jugamos mucho, nada más y nada menos que la vida en plenitud, frente a los intentos de colectivizarnos, de suprimir identidades, y sobre todo de anular el pensamiento propio y crítico para sustituirlo por el que crean determinadas élites.

3.- DEJAR ESPACIO A DIOS. LA ORACIÓN

Las plantas necesitan ser bendecidas con el agua, si no se marchitan y mueren. La vida necesita ser renovada y con frecuencia regenerada. El encuentro con Dios lleva consigo revitalizar la vida. “Él es el amigo de la vida”. Esta presencia de Dios, buscada, amada, nos resitúa continuamente. Esa Palabra que va dirigida al corazón es el consuelo del alma, es una presencia que provoca que nunca estemos y caminemos solos. ¡Cuánto tiempo y horas dejamos para palabras banales, vacías, huecas y qué pocas dedicamos a la Palabra que nos sana y cura!

Dios es necesario para que el hombre encuentre su sitio, para que no haya intentos de suplirlo con bagatelas envueltas en palabras de celofán, muy coloridas, pero que nos estrellan y nos derrumban. Cuantas más sean las voces que proclamen liberarnos de Dios y llegar así al paraíso terreno, más serán los atentados contra la dignidad del hombre, más sufriremos los abusos de los poderosos y más desarmados estaremos frente a sus corruptelas y engaños. ¡Conecta con Cristo! ¡Enchúfate diariamente a Cristo! Esa luz nunca te va a fallar y siempre te va a servir. Necesitamos su energía para no apagarnos, ni morir de frío. Solamente un hombre con discernimiento de la vida puede dar sentido, dirección y veracidad a las cosas, si no, en el momento que nos descuidemos serán las cosas las que nos tiranicen y nos puedan. La oración llena de eternidad lo caduco y efímero. Es la lluvia del Altísimo la que riega los corazones y produce una buena cosecha.

¡40 días para construir!

¡40 días de desierto, pero para llegar a la tierra prometida!

¡40 días para superar las tentaciones nihilistas y chapuceras!

¡40 días para revestirse de novedad y quemar los viejos ropajes!

No los desaprovechemos ¡Buen camino cuaresmal! Aprovechemos este tiempo de gracia.

Los sacerdotes de Santo Tomás Moro

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